Ahora en serio…
¿Te has dado cuenta de que todas las wineletter que te envío son gratuitas? (Si aún no te has suscrito puedes hacerlo aquí)
Eso es terrible. Así que te propongo un plan:
Si disfrutas de mis wineletter, si te hace “BOOM BOOM” la cabeza con lo que aprendes, o si simplemente te hago reír con mis ocurrencias…
Puedes invitarme a un fino virtual.
Es muy sencillo:
—¡¿Invitarte a un fino, Álex?!
Sí, mira…
Para que te hagas una idea, normalmente el domingo me tomo uno en el bar de debajo de mi casa.
Por dos euros me tomo un fino riquísimo de El Puerto de Santa María.
El camarero me lo sirve y, además de vinos, me cuenta historias sobre sus dos perros y lo feliz que está soltero. Mientras me lo cuenta, me pone una banderilla como acompañamiento y a Claudia un cuenco con agua fresquita.
Yo, evidentemente, no me quejo (Claudia tampoco).
Tan solo escucho, bebo y disfruto de los pequeños placeres de la vida.