Por Guillermo Cruz Alcubierre

Desde siempre, muchos son los textos y poemas que se han escrito ensalzando el romanticismo de los mantos blancos causados por las nieves. Más allá de la belleza, se atisban rasgos de melancolía, de sueños al calor de una chimenea crepitante… sin palabras, sólo con miradas y sonrisas cómplices.
Capricho de la naturaleza; percibida como un elemento efímero que apenas dura unos instantes, unos días, unas horas… Su impacto visual hace estremecerse a cada paisaje, al tiempo que le dota de alma y de viveza.
La nieve tiene ese punto especial de inmediatez. Tan pronto como llega, se va. Y no sabes cuándo vas a volver a disfrutar de ella… y con ella. Así que, como la vida misma, el día que nieva lo vives como si fuera el último que fueras a verla y a vivirla. Y eso lo hace aún más bonito si cabe.

La nieve siempre ha sido un motivo y la excusa perfecta para realizar un viaje interior, de recogimiento, y, al mismo tiempo, de inspiración ante la pureza que desprende. Ahora, también, la nieve cubre con su manto blanco y cristalino los viñedos, dejando un deleite visual instantáneo, que resulta inconmensurable.
“Año de nieves, año de bienes”, señala el refrán. Aunque puede percibirse con cierta preocupación sobre si es beneficiosa o perjudicial para las viñas, la realidad nos dice que tiene muchas ventajas.
En el ciclo vegetativo en el que se encuentra la planta en estos momentos, es decir, en estado de parada vegetativa, donde no circula la savia, la planta aguarda, reposando, descansando, para ponerse en marcha con toda su energía en apenas unos meses. Merecido descanso. Ellas, inteligentes, detienen el crecimiento. Generando así un precioso mecanismo de defensa ante las inclemencias del tiempo y volver, a ponerse en marcha de nuevo, con los rayos de sol de la primavera.
La viña es una planta con una resistencia increíble; pequeñas guerreras que cada año libran su batalla por ofrecer la mejor de las excelencias, por su rusticidad. No sólo se adapta a bajísimas temperaturas, sino que, incluso, en algunos climas extremadamente fríos como British Columbia u Ontario (Canadá), es capaz de dar vinos con una calidad apasionante, además en un perfil único.

Las nieves surten con agua a la planta y la tierra asimila ese agua lentamente y no de golpe como si fuera una fuerte lluvia. Del mismo modo que cae la nieve, poco a poco, también se derrite de forma pausada y el suelo se va empapando lentamente, así el aprovechamiento es mucho mayor. El tiempo vuelve a convertirse en un factor determinante de la grandeza.
Actúa como desinfectante, limpiando la madera, trabajo de mantenimiento natural que permitirá que la planta esté en una forma impecable con la llegada de la primavera. Es un gran insecticida, ya que evita que salgan adelante larvas y esporas, evitando futuras plagas, herramienta natural.

También tiene un factor cicatrizante, ya que durante la poda las heridas que quedan en la planta pueden conllevar enfermedades, pero las bajas temperaturas y la nieve ayudan a crear una capa cicatrizante en la planta que evita que las enfermedades penetren.
Cierto es que pueden darse algunos peligros si además de la nevada, se suceden muchos días de temperaturas extremas ya que pueden llegar a romper algún tallo de la planta, aunque en nuestra latitud no suele ser muy habitual.
Bienvenida pues, sea la nieve, que cubre de su capa blanca a las viñas. En unos meses, con los rayos de sol y el olor a primavera, volverán de nuevo a ponerse en marcha para dar lo mejor de sí mismas. Nosotros, afortunados, podremos beber este elixir líquido y de nombre vino, que nos susurra paisajes, sentimientos e historia, mientras disfrutamos en compañía de su presencia.

Grande Guillermo un afectuoso saludo desde Canarias 💪🤗🎓🍇🇮🇨🌍🇪🇺🍾🥂🥳🍷👌
Hola Santiago! Muchas gracias por tu comentario en el Blog. Un saludos de todo el equipo de Grand Cru Academy y esperamos que el curso que estás haciendo con nosotros esté siendo de tu agrado. Un abrazo
Precioso artículo, me ha encantado leerlo. Todo lo que puede llegar a ser beneficioso ese manto blanco tan preciado y digno de ver. Gracias
Hola Guía!! Nos alegramos mucho que te haya gustado el artículo de Guillermo Cruz. Como nos cuenta Guillermo, la nieve no solo ofrece una bonita estampa en los viñedos sino que también actúa positivamente en el suelo y las plantas. Saludos