Por Álex Pardo
Hoy os quiero contar una historia de dioses, vino, naturaleza, y tesoros bajo el mar.
Una historia que comenzó en Madrid y que discurre por tierras gallegas, en pleno corazón de las Rías Baixas.
Como muchos sabéis, en el corazón de Madrid tenemos a Cibeles, diosa de las montañas, murallas y fortalezas, de la naturaleza y los animales (especialmente leones y abejas), la cual preside la plaza de su mismo nombre, montada en un carro con dos poderosos leones que tiran de él.
En la mitología griega, el amante de Cibeles era Attis, su sirviente y conductor de carroza, al que obligó a hacer un voto de fidelidad absoluta.
Pero el amor entre Attis y Cibeles no era posible ya que él debía casarse con la hija de un rey.
El día de la boda llegó y durante la ceremonia, Cibeles apareció presa de unos celos terribles. Golpeó a Attis y este, en medio de un arrebato de locura, se castró para asegurarse de que nunca volvería a quebrantar su voto de fidelidad. Pero quedó mortalmente herido y fue desangrándose hasta morir en los brazos de Cibeles.
De su sangre derramada, nació un pino, y debido a que Attis era un dios, su muerte no fue definitiva. Cada primavera, el joven renace junto al árbol para revivir su amor con Cibeles, y al llegar el invierno, cuando el sol se debilita, muere una vez más y la diosa de la tierra le llora hasta que al fin llega la primavera siguiente.
Maravillado por esta historia mitológica de fidelidad absoluta y naturaleza, decidió Robustiano Fariña, junto con su hermano Baldomero, bautizar con el nombre de ATTIS a su proyecto vinícola, asesorado por Jean François Hebrard, creado con el objetivo de elaborar vinos singulares, sacando a relucir cada matiz y cada aroma que les otorga el clima, el terruño y como no, el Atlántico.
Desde aquí mi admiración a estos emprendedores hermanos, que no solo hacen unos magníficos vinos de los que pueden sentirse muy orgullosos, sino que también son propietarios del estupendo restaurante Penaguda en Sanxenxo, se dedican al negocio de las conservas (mejillones, navajas, vieiras, sardinas) de una calidad superior, y también embotellan agua de mar para diversos usos.
Enclavada en el corazón del “Val do Salnés”, la bodega ATTIS vio la luz en el año 2000, en un privilegiado emplazamiento cuya tierra da vida a algunos de los mejores vinos de nuestro país. Un entorno donde la tradición se une al saber hacer heredados desde hace tres generaciones de esta familia y que define la esencia de sus vinos.
Y aunque su inconformismo y las ganas de seguir avanzando, les ha llevado hasta tierras bercianas con su proyecto SANGARIDA, el objetivo de este viaje era conocer de cerca la gama de vinos gallegos y especialmente su “Santo Grial”, el vino criado en las profundidades, el ATTIS MAR.
Este proyecto cuenta con amplia gama, compuesta por veinte vinos diferentes y de los cuales diez se elaboran a partir de la local Albariño, procedente de viñedos en propiedad. Todo un derroche de conocimiento y “savoir-faire”, para explorar el potencial de cada variedad, tanto blancas como tintas, pero sobre todo de la versátil Albariño, respetando sus características propias, pero otorgando al mismo tiempo una identidad única y diferenciadora de otras bodegas de la zona. Así lo atesora el uso de levaduras autóctonas, que arrancan la fermentación espontánea de unos vinos con un atractivo color dorado, inusual en la región.
Innovar y explorar nuevos horizontes no resulta sencillo, pero ¿hay algo fácil en la vida que merezca la pena?
En este complejo y competitivo camino, los Fariña han encontrado muchos problemas e impedimentos que les han costado varias descalificaciones de vinos, por parte del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rías Baixas.
Pero algunas veces sucede que tenemos frente a nosotros un problema, y a la mañana siguiente, ese problema se puede transformar en una solución. Solucionar problemas complejos puede ser difícil, pero no imposible. Solo necesitas tener el espíritu adecuado y disponer de un proceso para resolver el problema en cuestión. Así que se pusieron a darle a la cabeza y así nació el concepto SITTA, que es ATTIS escrito al revés.
Bajo la marca SITTA quedarían amparados todos los vinos que no estuviesen acogidos a la D.O. y les permitiría seguir en su afán de investigación y superación, trabajando con otras variedades o vinificaciones especiales como el SITTA ROSADO, los SITTA DULCES, el albariño de más de cinco años de crianza en barrica llamado SITTA ANCESTROS, o los SITTA MACERACIÓN Y SITTA DOLIOLA, que son blancos de maceración con pieles (Orange Wine) elaborados en Dolium (vasijas de barro recubiertas de cera de abeja) emulando a las que se usaban en la antigüedad para transportar y conservar alimentos.
Vinos sin duda, arriesgados que tienen gran demanda en los mercados del norte de Europa y que armonizan con alimentos complicados de maridar tales como los espárragos, alcachofas y escabeches, al tiempo que son perfectos como recurso del sommelier que quiera sorprender a los clientes más experimentados.
Y tras probar todos ellos, en la cata organizada en sus instalaciones, nos quedaba el plato fuerte. Iríamos en barco hasta el lugar donde se encuentran sumergidas las botellas de ATTIS MAR y podríamos verlas en directo.
El jaulón con 180 botellas de ATTIS MAR emergió como aquel tesoro de un galeón hundido, descubierto por JACQUES COUSTEAU en su inolvidable CALIPSO.
Preservadas de los rayos del sol por la oscuridad de las profundidades, en las frías aguas de las Rías Baixas, junto al rico ecosistema marino, las botellas son mecidas por las corrientes marinas durante 6 meses a 12 metros de profundidad, logrando una crianza “antioxidativa” o reductiva, que consigue potenciar su expresividad y matices.
Una joya submarina digna de un tesoro de película, que se elabora desde 2014 en producción muy limitada, y con la que pusimos punto y final a esta enriquecedora expedición.
Mi agradecimiento a nuestros anfitriones por su amabilidad y atenciones. A Robustiano y Baldomero Fariña, a Javier Villar y David Llamas por la perfecta organización. Un bonito viaje junto a mi compañero Jorge Olías y los sumilleres del Grupo Paraguas y DSTAgE con los que compartimos la experiencia.
Y un recuerdo muy especial a Xoel Cantero, sumiller de Numa Pompilio y compañero de Grand Cru Academy que tristemente nos dejó hace unos días.
A él va dedicado este post.
Un abrazo enorme donde quiera que estés amigo.
Álex Pardo
Gracias por seguir enseñándonos durante el periodo estival. Mi mas sentidas condolecías a todos los familiares y amigos DEP
Feliz verano Alex.
Hola Antonio!! Me alegro mucho de saludarte. Muchas gracias a ti por seguir el blog aunque estés de vacaciones. Espero que las estés disfrutando mucho y cogiendo fuerzas para el próximo curso. Un abrazo muy fuerte.